martes, 17 de marzo de 2015

EL DURAZNO, PARAÍSO EN MEDIO DE LAS SIERRAS DE COMECHINGONES.

EL DURAZNO, PARAÍSO EN MEDIO DE LAS SIERRAS DE COMECHINGONES


Si Ud. está en el valle de Calamuchita, ya sea en Santa Rosa, Villa General Belgrano, Los Reartes, o en otra localidad de esa hermosa zona de Córdoba, no se pierdan de visitar “El Durazno”.
Es imperdible visitar este bello pueblito. Creo que viven solo 20 familias.
Este hermoso paraje se encuentra en medio de la Sierra de los Comechingones, cruzando el río que lleva el mismo nombre.


Salimos por la ruta pavimentada que nace en Santa Rosa de Calamuchita hasta llegar al inicio de Villa Yacanto, doblar a la y remontar el camino de tierra en busca de la tranquilidad de El Durazno.



Su paisaje de hermoso río y pinares se mantiene intacto, el puente colgante que sirve de paso peatonal sobre el cauce y tiñe el lugar de una especial magia, también, pero ahora, a su alrededor se han construido un serie de pintorescas cabañas que se mezclan con el ya existente camping para dar un cómodo alojamiento a los que buscan disfrutar de encanto del lugar. 


El correr de las aguas transparentes, ofrece la posibilidad de acceder a playas, las cuales cuentan con profundas ollas para nadar. La ciudad de El Durazno, Calamuchita, Córdoba, no cuenta con una estructura turística muy desarrollada, por lo que es ideal para gozar del ambiente serrano, rodeado de bellos pinares, que favorecen los paseos a pie o en bicicleta.


Los colores son una de las características más asombrosas: múltiples verdes de una frondosa arboleda; brillantes ocres de rocas, senderos y marcas de otoño; rosados, rojizos y blancos que el hombre regaló a través de sus construcciones y viviendas; azules de un cielo que parece propio del lugar

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Si se deciden a cabalgar unos kilómetros se encontraran con la  "Capilla del Carmen" que data de 1945 y fue abandonado desde hace más de 50 años. Es un pequeño caserío que se levantó en la Década del `40 con motivo de las forestaciones que comenzaron a realizarse en las Sierras Grandes. Hoy en día sus pocos habitantes compartirán con nosotros las historias de la región y la tarea diaria de mantener la iglesia de aquel pueblo fantasma en condiciones, para que sea visitada, como si nunca hubiese estado sola.

En invierno, se cubre de blanco por las nevadas y en verano se viste de color por sus árboles y flores.
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Las fotos son de nuestro viaje, con excepción la de la Capilla de Carmen.

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