LAGUNAS Y ESTEROS DEL IBERÁ Imposible no visitarlos
La
palabra “Iberá” significa “aguas brillantes” en idioma guaraní. Si se observa
el modo en que la luna se refleja en las lagunas y en los esteros en esta zona
baja de Corrientes, no es difícil adivinar por qué los viejos guaraníes
eligieron llamar así este lugar.
El
área es una de las grandes reservas naturales del país, con paisajes de una
belleza inigualable, dueña de una inmensa variedad de flora y fauna.
Ubicados
en el centro de la provincia de Corrientes, los esteros y lagunas del Iberá
conforman una de las áreas más ricas y vírgenes de Argentina y del mundo, con
una extensión de más de 2.000.000 de kilómetros cuadrados.
Esta
zona está constituida por lagunas que, unidas a esteros y bañados, provocan un
humedal que sirve de hábitat a especies animales y vegetales, además de
infinidad de insectos y numerosas variedades de mariposas. Navegando es posible
recorrer los riachos y lagunas donde pueden verse monos carayá, ciervos de los
pantanos, carpinchos, yacarés y cientos de aves.
La
localidad de Carlos Pelegrini es un pequeño paraje rural que oficia de puerta a
los esteros. Recorriendo sus calles con nombres guaraníes se puede acceder a la
plaza principal. Los atractivos en los esteros y lagunas no son sólo sus
paisajes, sino también las costumbres y tradiciones de su gente.
Mercedes,
a diferencia de Carlos Pelegrini, es ya una ciudad, la más cercana a los
Esteros del Iberá. Ubicada a 125 kilómetros de los esteros, su puerta de
entrada nos sorprende con el santuario al famoso Gauchito Gil.
Los
Esteros fueron declarados Reserva Natural en 1983 y Humedal Internacional en el
año 2002 y muchos sostienen que debajo suyo se encuentra la reserva de agua
dulce más grande que posee la humanidad, bautizada como acuífero Guaraní.
Esteros
del Iberá
Se
denomina esteros del Iberá a un extenso humedal que abarca entre 15.000 y
25.000 km² en la provincia de Corrientes, en el noreste de República Argentina.
Solo superado en extensión por el Pantanal (brasileño, boliviano y paraguayo)
con el cual forman el segundo humedal más grande del mundo, parte de un sistema
hidrográfico mucho más extenso el macrosistema del Iberá, de cerca de
1.300.000 ha— en el que se desarrolla un
ecosistema subtropical y tropical de grandísima diversidad.
El
brillo del agua, peculiaridad que es visible en sus espejos de agua durante la
aurora o el anocher, cuando la quietud propia de un sistema cerrado, sin
corrientes fluviales, se quiebra con la brisa producida por el cambio de
temperatura entre la superficie terrestre circundante y el agua de los esteros
o lagunas, provocando un movimiento superficial que refleja con efectos muy
particulares la luz solar crepuscular.
Laguna
Ibera
La
laguna Iberá es la más importante del llamado "sistema Iberá". Este
sistema cruza en diagonal la provincia de Corrientes desde el Noreste, en las
proximidades de Ituzaingó, muy cerca del valle del río Paraná, para desaguar en
el Paraná Medio a través del río Corrientes.
La
laguna está rodeada por esteros. Por el Sur estos la separan del río Miriñay
(afluente del río Uruguay) y desaguan hacia ella, dada su posición más elevada
respecto del divortium-aquarum, determinando que actualmente el sistema no se
comunique superficialmente con el río Uruguay. Al Norte se encuentran zonas
periódicamente inundadas y "cañadas" que se prolongan a manera de
dendritas entre las adyacencias más altas.
El
basamento del sistema Iberá está constituido por arenas fluviales cuyo origen
se remontaría al Plioceno superior y Pleistoceno inferior.
La
temperatura media anual es de 21ºC, en tanto que las medias mensuales extremas
van desde 16ºC en Junio-Julio hasta 27ºC en Enero-Febrero. Las máximas
absolutas han llegado a 44ºC y las mínimas a -2ºC. La humedad relativa es
elevada, con mínimas en verano del orden del 60% y máximas en invierno que
superan en promedio el 75%. Las lluvias oscilan entre 1200 y 1500 mm anuales.
Este sistema se alimenta fundamentalmente por aportes pluviales, produciéndose
fluctuaciones estacionales en el nivel hídrico.
Los
Esteros del Iberá, Corrientes
Este
paraíso natural alberga al yacaré, al ciervo de los pantanos, al lobito de río,
y al aguará guazú, especies reconocidas como Monumentos Naturales de la
Provincia de Corrientes.
La
Reserva Natural del Iberá, o agua brillante en guaraní, contiene lagunas y
espejos de aguas menores, abarcando cientos de miles de hectáreas, conformando
uno de los circuitos de turismo aventura más atractivos de la Argentina.
Alojarse
en localidades cercanas y comenzar las mañanas con un enriquecedor avistaje de
fauna y flora, safaris fotográficos, cabalgatas, recorridos en canoas o
trekking, es la oferta que nadie se puede perder si visita Corrientes.
La
irupé, la aguapé, las lentejuelas de agua y las amapolas son algunas de las
especies acuáticas que caracterizan a los Esteros del Iberá, y que además
desempeñan un papel fundamental dentro del ecosistema.
Disfrutando
de la naturaleza reinante en los Esteros del Iberá, Corrientes, no dejará de
asombrarse con las garzas moras, cigueñas, y biguás, algunas de las 350
especies de aves que surcan los cielos de Corrientes.
Dorados,
sábalos, mojaras y pirañas, se dejan ver a través de las aguas claras de las
más de 60 lagunas del Iberá.
Además
de la diversidad de flora y fauna, el contexto que envuelve a los Esteros del
Iberá es mágico y acogedor, llenando de entusiasmo los corazones, y abriendo
los ojos a un mundo que está al alcance de todos.
Flora
de los Esteros del Iberá, Corrientes
Dotados
de una gran diversidad de especies propias de la región, recorriendo los
Esteros del Iberá, el visitante podrá acercarse a un mundo mágico y sin igual,
donde las bellezas naturales lo llenarán de sensaciones nuevas, únicas.
A
simple vista, los camalotales, juncales y embalsados llaman la atención por sus
dimensiones y cantidad. Atraen las miradas los palmares de yatay, selvas en
galerías e isletas de bosques hidrófilo, lapacho negro, higuerón, urunday,
viraró, timbó, laurel negro, quebracho blanco o guabiyú.
Sobre
la superficie de las aguas de los Esteros del Iberá, se pueden ver irupés o
nenúfares, camalotes, lentejas, repollitos, lirios y jacintos de agua y
helechos pequeños.
Por
encima de los embalsados, pajonales achiras, yuyales y pequeños árboles de
suelos húmedos como los sarandíes, laureles, y el pehuajó o totora grande.
Mientras que en las islas se observan algunas especies agrupadas como ombúes y
hierba gigante, a la que se la considera originaria del Iberá.
Por
las costas de los esteros se dejan admirar los jacarandaes y lapachos, ceibos y
sauces, curupíes y timbóes, guayabíes y urundayes, espinillos.
Yatay,
pindó y caranday, son las especies de palmeras más comunes y numerosas dentro
de la flora de los Esteros del Iberá.
Fauna
de los Esteros del Iberá
Adentrándose
a los Esteros del Iberá, se dejan apreciar a simple vista especies de todo
tipo, mamíferos, aves, reptiles, batracios, peces y también insectos.
La
Reserva Natural del Iberá guarda en sus aguas al yacaré negro de hocico angosto
y al yacaré ñato u overo, de hocico ancho, las dos especies de caimán de la
Argentina. Con el lobito de río, el aguará guazú, y el ciervo de los pantanos,
constituyen las cuatro especies denominadas Monumentos Nacionales de la
Provincia de Corrientes.
Las
constrictoras boas del agua o curiyú, las ñancaninás, las culebras verdes o las
yararás pueden observarse sobre los embalsados, escondidas entre la exhuberante
vegetación.
Los
Esteros del Iberá son el hogar del roedor más grande del mundo: el carpincho.
Este mamífero alcanza a vivir alrededor de 20 años y llega a pesar unos 60
kilod.
Los
visitantes de la Reserva Natural del Iberá, tienen la posibilidad de observar
una multiplicidad de animales silvestres en su estado natural, como: el osito
lavador o aguará popé, corzuela roja y parda, monos carayás o aulladores, gato
de los pajonales y monteses, zorros grises chicos, y zorrinos.
Además
de hurones, comadrejas, liebres, vizcachas; armadillo negro o tatú, peludos,
mulitas, cuises, ratones de campo, tucu-tucos y lagarto overo, lagartijas, y
tortugas.
En
los Esteros del Iberá, conviven además centenares de especies de aves, su
abundancia y colorido atraen inmediatamente la atención de quien visita este
lugar.
Sus
aguas calmas dejan maravillar a los visitantes con inmensos cardúmenes de
pequeños peces que nadan en los cursos de agua junto a tarariras, anguilas,
palometas o pirañas, bogas, sábalos, bagres, dientudos, y el resto de su rica
fauna íctica.
Al
caer la noche en los Esteros del Iberá, resalta en el ambiente la actividad de
los anfibios, como el gran sapo buey o cururú. Llenando de magia los aires de
los Esteros del Iberá multicolores mariposas dan la bienvenida a los turistas y
presentan a este paraíso natural de una manera exclusiva.
Pesca
en Esteros del Iberá, Corrientes
En
medio de un fantástico ecosistema, en esta zona protegida, el espectacular
dorado es el rey de los esteros del Iberá, la pesca en los Esteros del Iberá se
realiza solo en sectores habilitados para dicho deporte y con guías de la zona.
Bañados,
lagunas, arroyos y ríos albergan a esta especie, llegando a pesar unos doce
kilos de peso, atrayendo a los amantes de la pesca a visitar y ser parte de este
espectacular atractivo ofrecido por los Esteros del Iberá.
La
belleza del Dorado resalta en las cristalinas aguas de los esteros con sus
relucientes colores amarillo, naranja y carmesí.
Otros
ejemplares deportivos que el pescador podrá capturar son el salmón de río, como
así también el surubí manchado y atigrado, con la cabeza amarga y la tararira.
Las
modalidades que se aplican en la pesca en los Esteros del Iberá son variadas,
aunque la técnica por excelencia es con mosca y devolución obligatoria. Para la
práctica de este deporte se utilizan embalsados, embarcaciones, mini pesqueros,
llendo siempre hacia los bordes, acercandose a los juncos.
Lo
que hace fascinante la experiencia de pesca en los Esteros del Iberá es la
posibilidad de disfrutar de un ambiente natural protegido, con una enorme
riqueza de fauna y flora.
La
transparencia de las aguas de los esteros del Iberá, Corrientes, hace posible
la vista de los peces y convitiéndolo en un acuario natural indescriptible, en
el medio de un paraíso terrenal.
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