TREN A LAS NUBES
El Tren a las Nubes es uno de los tres ferrocarriles más
altos del mundo. Colgado de vertiginosas montañas, marcha entre nubes para
cruzar los Andes. Atraviesa puentes, zigzags y rulos.
El trazado del Tren a las Nubes, diseñado por el
ingeniero norteamericano Ricardo Fontaine Maury, es muchas veces comparado, por
su complejidad, con la Torre Eiffel y otras maravillas creadas por el hombre,
que son iconos de un lugar. Pero lo mejor es que esta obra, a diferencia de la
torre parisiense, se disfruta 14 horas (ida), en un recorrido de 217 kilómetros
(ida).
Sale todos los sábados en la temporada que va de Abril a
Octubre
Durante un recorrido de casi quince horas ida y vuelta,
el tren cuenta con servicios de coche comedor, coche panorámico, consultorio
médico, audio y vídeo, grupos folclóricos y guías bilingües.
El tren se interna por los silenciosos escenarios
puneños, que muchas veces se atraviesan a 2500 metros sobre el nivel del mar.
Con un total de 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 rulos y 2 zigzags, denominación técnica de los sectores en que el tren marcha hacia atrás y adelante alternativamente para poder ascender.
.
El primer zig zag se utiliza para superar la primera gran rampa y permite un ascenso de 54 metros de altura en un recorrido de tan solo 900 metros.
Recorre 21 estaciones; Salta, Alvarado, Cerrillos, Rosario de Lerna, Campo
Quijano, V. Toledo, El Alisal, Chorrillos, Ingeniero Maury, Gobernador Solá, P.
De Tastil, Tacuara, Meseta, Diego de Almagro, Incahuasi, Cachinal, Muñano, Los
Patos, San Antonio de los Cobres, Mina Concordia y La Polvorilla.
El tren está compuesto por una locomotora General Motors,
modelo GT 22 CU, y 10 vagones de primera clase. Además de ser sumamente
confortable, ofrece espectáculos folklóricos y cuenta con la asistencia de
guías bilingües, servicio médico, máscaras de oxígeno y el té de coca que se
vende en el salón comedor para olvidarse del mal de altura, aunque se note a
simple vista.
Subir a él significa no sólo intimar con la magnificencia
del paisaje, sino también adentrarse en una de la mayores realizaciones
ferroviarias de la primera mitad de este siglo.
Recorrido del Tren de las Nubes
Comenzando en la ciudad de Salta, ubicada a 1.187 metros
sobre el nivel del mar, a las 7:05 y regresa a las 23:48. El recorrido completo
es de 434 kms.
En la primera etapa del viaje se atravesará el famoso
Valle de Lerma, destacándose a su paso Campo Quijano (1520 m.s.n.m.) y la
Quebrada del Toro. Más adelante se encontrará El Alisal.
Después de la zona de El Candado, el convoy comienza a atravesar la montaña por el primero de los túneles, a través de 218 metros de largo.
El intenso verdor precedente comienza a diluirse, dando
paso a las singulares características de la puna norteña.
El próximo punto es la estación Ing. Maury, llamada
antiguamente El Gólgota.
Luego aparecerá Puerta de Tastil. A continuación se halla
la estación Diego de Almagro.
El Nevado de Acay de 5900 m.s.n.m. nos permite ratificar
la belleza de nuestros paisajes.
Siguiendo el recorrido se llega a San Antonio
de los Cobres desde aquí se avista a La Polvorilla, punto último de este viaje,
solo la inmensidad será testigo de nuestro asombro ante la imponente mano de la
naturaleza.
Luego de sendas paradas en cada uno de los pintorescos
pueblos situados junto a la via, el tren alcanza el punto más alto de su
recorrido: el viaducto La Polvorilla a 4220 metros sobre el nivel del mar.
Para luego arribar a San Antonio de los Cobres, capital
del departamento de "Los Andes", junto al famoso "Cerro
Terciopelo".
Continuando con el viaje y dejando atras a "Mina
Concordia" se llega al viaducto "La Polvorilla". Siendo esta,
sin lugar a dudas, la mayor atracción del viaje. A veces aparecen nubes bajo el
viaducto. Fenómeno al cual se debe el nombre: "Tren a Las Nubes".
SERVICIOS:
Diez vagones calefaccionados y una locomotora con
servicio de primera conducen a 512 personas provenientes de todas partes del
mundo a vivir esta travesía.
Increíbles paisajes de montañas, mesetas, ríos y arroyos,
surgen de los ventanales del tren, conformando un cambiante panorama natural
Durante el trayecto se sirven las famosas empanadas
salteñas, deliciosa muestra de la gastronomía regional.
Cada coche tiene un guía turístico especializado, que a
modo de buenos anfitriones van señalando a los pasajeros los aspectos más
interesantes de cada tramo.
Además se cuenta con un coordinador multilingüe que de
tanto en tanto destaca en francés, alemán, inglés, italiano y portugués los
hitos más importantes.
También viaja un técnico ferroviario, encargado de supervisar
la marcha del tren en general durante todo el recorrido.
El servicio de asistencia médica a bordo está a
disposición durante todo el viaje.
REGRESO
El regreso está amenizado por las canciones y juegos que
proponen los guías, el arribo a Salta se produce poco después de las 22.00 hs.
Otros servicios en viaje son: TV Video, bar comedor, conjunto folklórico,
telecomunicaciones y correo.
Unos Viajeros cuentan su experiencia:
Cuando llegamos con todo entusiasmo al andén de la
estación Salta del tren del ferrocarril Belgrano, ya había regular cantidad de
personas que esperaban la salida del Tren a las Nubes. Nuestra fantasía era
volver el tiempo hacia atrás y recordar viejas épocas, cuando hacíamos viajes
extensos en este medio de transporte ya casi olvidado. Queríamos explorar,
además, el porqué del nombre “a las Nubes”.
Estacionados en el andén, la locomotora diesel y sus
siete vagones mostraban un colorido conjunto. Llevarían casi 500 pasajeros,
coches comedor y de servicio médico, este último equipado para resolver los
problemas de falta de adaptación a la altura que pudieran ocurrir entre los
pasajeros. Nada se dejó al azar.
En la escalerilla de ingreso, un guía nos indicó nuestras
ubicaciones. El vagón cuenta con cómodas butacas, amplias ventanillas, ambiente
climatizado, baños en los extremos más un sistema de audio y pantallas de
última generación. Nos esperaban 434 kilómetros entre ida y vuelta y 15 horas
de viaje. Toda una aventura sin mover un dedo.
Partimos. El andar era lento, con un sonido muy
particular. Momento propicio para recibir nuestro desayuno; ya nos sentíamos
como en casa.
Campo Quijano mostró su impecable estación y la primera
locomotora a vapor que recorrió estas vías. Aquí estuvieron los primeros asentamientos
mineros y descansan los restos del Ing. Maury, precursor de este ramal C14 que
une Salta con Chile.
Pasamos por la quebrada y viaducto del Toro y la
vegetación se fue despidiendo de nosotros lentamente. Comenzamos a transitar
entre montañas de todos los colores. En El Alisal tuvimos nuestra primera gran
sorpresa: dos tramos de vías en zig zag vencen el desnivel y permiten que el
tren alcance el nivel superior con sólo tres maniobras sencillísimas. Euforia y
aplausos. Adentro, ya nadie estaba en su asiento.
La ruta provincial 51 zigzaguea por las montañas
cruzándose de vez en cuando con la formación del tren; momento de algarabía,
intercambiamos saludos y sonrisas entre los que íbamos sobre las vias y los que
iban sobre ruedas, que nos veían pasar.
El siguiente viaducto era El Panteón. Luego vimos varias
estaciones abandonadas y alguno que otro caserío con ranchos de ladrillos y
techos de adobe que denotan la presencia de poblaciones cuando el tren era sólo
de carga. Dentro del vagón, llegó el momento del almuerzo en bandejas. Al mismo
tiempo, en el salón comedor se ofrecía un menú caliente con cargo.
Los guías turísticos bilingües nos informaron
constantemente con videos y descripciones acerca de la vida en la zona, sus
costumbres, la historia del tren, orografía y algunas anécdotas de las tareas
en las minas de cobre.
Enormes cardones fueron apareciendo aquí y allá. Eran
tantos y tan elegantes que parecían formar parte de un ejército que nos
saludaba al pasar. En Puerta Tastil dejamos atrás todo signo de vegetación y
las montañas con sus puntas afiladas parecían puntas de flechas. También los
colores fueron cambiando. Verdes, rosados y marrones se alternan en los
distintos estratos de las montañas. El verde esmeralda denota el mineral de
cobre que caracteriza la zona. Al pasar por el Abra y la estación Muñano,
tuvimos una vista espectacular del Nevado del Acay, de casi 6.000 metros.
Unos pocos ranchos de adobe con ventanas y techos hacia
el Este nos indicaron que estábamos llegando a San Antonio de los Cobres, zona
alta y de nieve en invierno a 3.775 metros sobre el nivel del mar. Llamó
nuestra atención el uso de energía solar. Al pasar por la estación de la mayor
población de la zona, rostros de piel oscura y mantas coloridas se mostraron
entusiasmados y saludaron a nuestro paso.
Lentamente llegamos al final del recorrido. Ese viaducto
tan reconocido por su altura, realizado con una técnica de ingeniería única y
del cual hemos visto tantas fotografías, hizo que la llegada a La Polvorilla
tuviera gusto a triunfo.
Soportes de hierro de 40 metros de altura sostienen la
estructura de acero, otra obra de ingeniería para salvar una depresión de más
de 200 metros de larga y que significó para la época en que se construyó toda
una proeza técnica.
El tren se detuvo y el descenso al andén fue toda una
aventura. Estábamos en lo más alto de la montaña y ahora sí que sentíamos
distinta la respiración. Pocos pasos, de acuerdo a las recomendaciones, y
ningún esfuerzo para que la Puna no nos jugara una mala pasada.
La locomotora apareció nuevamente al frente de los vagones.
Reanudamos la marcha hacia Salta y paramos luego en San Antonio de los Cobres,
donde tuvimos media hora para recorrer la feria artesanal.
Ya más de cerca, saludamos a esos hombres y mujeres de
tez trabajada por el fuerte sol y el viento de la Puna. El recibimiento fue
cordial y hasta familiar. Las mujeres hilan la lana de cabra, llama y oveja y
realizan tejidos artesanales que ofrecen a los viajeros. También muestran sus
comidas típicas regionales como locro, empanadas, milanesas de llama, mote con
queso y asado de cordero.
El Tren a las Nubes significa para los pobladores de la
región y los salteños en general una enorme satisfacción, ya que es un paseo
emblemático y conecta Salta capital con las poblaciones cercanas al límite con
Chile.
A lo largo del trayecto atravesaríamos trece viaductos,
dos zig zags, dos rulos y nueve túneles, obras de ingeniería únicas en su
género.
Hacia el final del recorrido, nos sentíamos en la cima de
las montañas. Las nubes, según nos contaron, muchas veces permanecen inmóviles
por debajo de las ruedas del tren y es por eso que lo llaman Tren a las Nubes.
Parte desde Salta, cruza una quebrada pasando por Santa
Rosa de Tastil - considerada uno de los principales centros urbanos
prehispánicos de Sudamérica - donde encontrará impresionantes ruinas
arqueológicas.
Mas adelante, se llegará a San Antonio de los Cobres,
llamado así por encontrarse dentro de su jurisdicción la famosa "Sierra
del Cobre" rica en este mineral; este pueblo minero reconoce antiguos
orígenes indígenas
A 20 km. se halla el Viaducto La Polvorilla, monumental
obra de ingeniería.
ORIGEN DEL NOMBRE
El nombre de "Tren a las Nubes" se debe a un
filme en colores, realizado por dos camarógrafos tucumanos -estudiantes de la
Universidad Nacional-, en los primeros años de la década del '60, que hicieron
el tramo Salta-Socompa a bordo del tren internacional de pasajeros, que en esos
tiempos corría traccionado por máquinas a vapor, -las famosas
"1300"-, y salía de la Estación Salta los días jueves a horas 11.05.
Los camarógrafos apalabraron al maquinista, para que
cuando la formación llegara al viaducto La Polvorilla, la máquina hiciera una
descarga lateral de vapor, de forma tal que ellos pudieran filmarlo desde las
ventanillas de los vagones. Así ocurrió, y el vapor liberado por la máquina, a
consecuencia de la baja temperatura del lugar, no se disipó rápidamente y quedó
flotando por unos momentos en el firmamento puneño, lo que facilitó la
filmación.
El trabajo posteriormente fue ofrecido al Ferrocarril,
quien luego de adquirirlo lo cedió al periodista del diario Clarín, Emilio
Petcoff, a los fines que hiciera el guión del documental. Petcoff, al observar
la filmación, se vió atraido por el chorro de vapor que la máquina exhaló en La
Polvorilla y tituló al trabajo "Tren a las Nubes". Posteriormente
Ferrocarriles Argentinos adoptó este nombre para el único emprendimiento
turístico que en ese momento tenía en el país, y que recorría 240 kilómetros
sobre el Ramal C 14, Salta Antofagasta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario