martes, 28 de abril de 2015

TREN A LAS NUBES

TREN A LAS NUBES



El Tren a las Nubes es uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo. Colgado de vertiginosas montañas, marcha entre nubes para cruzar los Andes. Atraviesa puentes, zigzags y rulos.

El trazado del Tren a las Nubes, diseñado por el ingeniero norteamericano Ricardo Fontaine Maury, es muchas veces comparado, por su complejidad, con la Torre Eiffel y otras maravillas creadas por el hombre, que son iconos de un lugar. Pero lo mejor es que esta obra, a diferencia de la torre parisiense, se disfruta 14 horas (ida), en un recorrido de 217 kilómetros (ida).

Sale todos los sábados en la temporada que va de Abril a Octubre

Durante un recorrido de casi quince horas ida y vuelta, el tren cuenta con servicios de coche comedor, coche panorámico, consultorio médico, audio y vídeo, grupos folclóricos y guías bilingües.


El tren se interna por los silenciosos escenarios puneños, que muchas veces se atraviesan a 2500 metros sobre el nivel del mar. 

Con un total de 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 rulos y 2 zigzags, denominación técnica de los sectores en que el tren marcha hacia atrás y adelante alternativamente para poder ascender.
.

El primer zig zag se utiliza para superar la primera gran rampa y permite un ascenso de 54 metros de altura en un recorrido de tan solo 900 metros.


Recorre 21 estaciones; Salta, Alvarado, Cerrillos, Rosario de Lerna, Campo Quijano, V. Toledo, El Alisal, Chorrillos, Ingeniero Maury, Gobernador Solá, P. De Tastil, Tacuara, Meseta, Diego de Almagro, Incahuasi, Cachinal, Muñano, Los Patos, San Antonio de los Cobres, Mina Concordia y La Polvorilla.



El tren está compuesto por una locomotora General Motors, modelo GT 22 CU, y 10 vagones de primera clase. Además de ser sumamente confortable, ofrece espectáculos folklóricos y cuenta con la asistencia de guías bilingües, servicio médico, máscaras de oxígeno y el té de coca que se vende en el salón comedor para olvidarse del mal de altura, aunque se note a simple vista.



Subir a él significa no sólo intimar con la magnificencia del paisaje, sino también adentrarse en una de la mayores realizaciones ferroviarias de la primera mitad de este siglo.

Recorrido del Tren de las Nubes


Comenzando en la ciudad de Salta, ubicada a 1.187 metros sobre el nivel del mar, a las 7:05 y regresa a las 23:48. El recorrido completo es de 434 kms.

En la primera etapa del viaje se atravesará el famoso Valle de Lerma, destacándose a su paso Campo Quijano (1520 m.s.n.m.) y la Quebrada del Toro. Más adelante se encontrará El Alisal.

 Después de la zona de El Candado, el convoy comienza a atravesar la montaña por el primero de los túneles, a través de 218 metros de largo.

El intenso verdor precedente comienza a diluirse, dando paso a las singulares características de la puna norteña.


El próximo punto es la estación Ing. Maury, llamada antiguamente El Gólgota.

Luego aparecerá Puerta de Tastil. A continuación se halla la estación Diego de Almagro.


El Nevado de Acay de 5900 m.s.n.m. nos permite ratificar la belleza de nuestros paisajes. 

Siguiendo el recorrido se llega a San Antonio de los Cobres desde aquí se avista a La Polvorilla, punto último de este viaje, solo la inmensidad será testigo de nuestro asombro ante la imponente mano de la naturaleza.


 Luego de sendas paradas en cada uno de los pintorescos pueblos situados junto a la via, el tren alcanza el punto más alto de su recorrido: el viaducto La Polvorilla a 4220 metros sobre el nivel del mar.

Para luego arribar a San Antonio de los Cobres, capital del departamento de "Los Andes", junto al famoso "Cerro Terciopelo".


Continuando con el viaje y dejando atras a "Mina Concordia" se llega al viaducto "La Polvorilla". Siendo esta, sin lugar a dudas, la mayor atracción del viaje. A veces aparecen nubes bajo el viaducto. Fenómeno al cual se debe el nombre: "Tren a Las Nubes".




SERVICIOS:

Diez vagones calefaccionados y una locomotora con servicio de primera conducen a 512 personas provenientes de todas partes del mundo a vivir esta travesía.
Increíbles paisajes de montañas, mesetas, ríos y arroyos, surgen de los ventanales del tren, conformando un cambiante panorama natural

Durante el trayecto se sirven las famosas empanadas salteñas, deliciosa muestra de la gastronomía regional.

Cada coche tiene un guía turístico especializado, que a modo de buenos anfitriones van señalando a los pasajeros los aspectos más interesantes de cada tramo.

Además se cuenta con un coordinador multilingüe que de tanto en tanto destaca en francés, alemán, inglés, italiano y portugués los hitos más importantes.
También viaja un técnico ferroviario, encargado de supervisar la marcha del tren en general durante todo el recorrido.

El servicio de asistencia médica a bordo está a disposición durante todo el viaje.

REGRESO


El regreso está amenizado por las canciones y juegos que proponen los guías, el arribo a Salta se produce poco después de las 22.00 hs. 
Otros servicios en viaje son: TV Video, bar comedor, conjunto folklórico, telecomunicaciones y correo.

Unos Viajeros cuentan su experiencia:


Cuando llegamos con todo entusiasmo al andén de la estación Salta del tren del ferrocarril Belgrano, ya había regular cantidad de personas que esperaban la salida del Tren a las Nubes. Nuestra fantasía era volver el tiempo hacia atrás y recordar viejas épocas, cuando hacíamos viajes extensos en este medio de transporte ya casi olvidado. Queríamos explorar, además, el porqué del nombre “a las Nubes”.

Estacionados en el andén, la locomotora diesel y sus siete vagones mostraban un colorido conjunto. Llevarían casi 500 pasajeros, coches comedor y de servicio médico, este último equipado para resolver los problemas de falta de adaptación a la altura que pudieran ocurrir entre los pasajeros. Nada se dejó al azar.

En la escalerilla de ingreso, un guía nos indicó nuestras ubicaciones. El vagón cuenta con cómodas butacas, amplias ventanillas, ambiente climatizado, baños en los extremos más un sistema de audio y pantallas de última generación. Nos esperaban 434 kilómetros entre ida y vuelta y 15 horas de viaje. Toda una aventura sin mover un dedo.

Partimos. El andar era lento, con un sonido muy particular. Momento propicio para recibir nuestro desayuno; ya nos sentíamos como en casa.
Campo Quijano mostró su impecable estación y la primera locomotora a vapor que recorrió estas vías. Aquí estuvieron los primeros asentamientos mineros y descansan los restos del Ing. Maury, precursor de este ramal C14 que une Salta con Chile.

Pasamos por la quebrada y viaducto del Toro y la vegetación se fue despidiendo de nosotros lentamente. Comenzamos a transitar entre montañas de todos los colores. En El Alisal tuvimos nuestra primera gran sorpresa: dos tramos de vías en zig zag vencen el desnivel y permiten que el tren alcance el nivel superior con sólo tres maniobras sencillísimas. Euforia y aplausos. Adentro, ya nadie estaba en su asiento.

La ruta provincial 51 zigzaguea por las montañas cruzándose de vez en cuando con la formación del tren; momento de algarabía, intercambiamos saludos y sonrisas entre los que íbamos sobre las vias y los que iban sobre ruedas, que nos veían pasar.

El siguiente viaducto era El Panteón. Luego vimos varias estaciones abandonadas y alguno que otro caserío con ranchos de ladrillos y techos de adobe que denotan la presencia de poblaciones cuando el tren era sólo de carga. Dentro del vagón, llegó el momento del almuerzo en bandejas. Al mismo tiempo, en el salón comedor se ofrecía un menú caliente con cargo.

Los guías turísticos bilingües nos informaron constantemente con videos y descripciones acerca de la vida en la zona, sus costumbres, la historia del tren, orografía y algunas anécdotas de las tareas en las minas de cobre.

Enormes cardones fueron apareciendo aquí y allá. Eran tantos y tan elegantes que parecían formar parte de un ejército que nos saludaba al pasar. En Puerta Tastil dejamos atrás todo signo de vegetación y las montañas con sus puntas afiladas parecían puntas de flechas. También los colores fueron cambiando. Verdes, rosados y marrones se alternan en los distintos estratos de las montañas. El verde esmeralda denota el mineral de cobre que caracteriza la zona. Al pasar por el Abra y la estación Muñano, tuvimos una vista espectacular del Nevado del Acay, de casi 6.000 metros.

Unos pocos ranchos de adobe con ventanas y techos hacia el Este nos indicaron que estábamos llegando a San Antonio de los Cobres, zona alta y de nieve en invierno a 3.775 metros sobre el nivel del mar. Llamó nuestra atención el uso de energía solar. Al pasar por la estación de la mayor población de la zona, rostros de piel oscura y mantas coloridas se mostraron entusiasmados y saludaron a nuestro paso.

Lentamente llegamos al final del recorrido. Ese viaducto tan reconocido por su altura, realizado con una técnica de ingeniería única y del cual hemos visto tantas fotografías, hizo que la llegada a La Polvorilla tuviera gusto a triunfo.
Soportes de hierro de 40 metros de altura sostienen la estructura de acero, otra obra de ingeniería para salvar una depresión de más de 200 metros de larga y que significó para la época en que se construyó toda una proeza técnica.

El tren se detuvo y el descenso al andén fue toda una aventura. Estábamos en lo más alto de la montaña y ahora sí que sentíamos distinta la respiración. Pocos pasos, de acuerdo a las recomendaciones, y ningún esfuerzo para que la Puna no nos jugara una mala pasada.

La locomotora apareció nuevamente al frente de los vagones. Reanudamos la marcha hacia Salta y paramos luego en San Antonio de los Cobres, donde tuvimos media hora para recorrer la feria artesanal.

Ya más de cerca, saludamos a esos hombres y mujeres de tez trabajada por el fuerte sol y el viento de la Puna. El recibimiento fue cordial y hasta familiar. Las mujeres hilan la lana de cabra, llama y oveja y realizan tejidos artesanales que ofrecen a los viajeros. También muestran sus comidas típicas regionales como locro, empanadas, milanesas de llama, mote con queso y asado de cordero.

El Tren a las Nubes significa para los pobladores de la región y los salteños en general una enorme satisfacción, ya que es un paseo emblemático y conecta Salta capital con las poblaciones cercanas al límite con Chile.

A lo largo del trayecto atravesaríamos trece viaductos, dos zig zags, dos rulos y nueve túneles, obras de ingeniería únicas en su género.

Hacia el final del recorrido, nos sentíamos en la cima de las montañas. Las nubes, según nos contaron, muchas veces permanecen inmóviles por debajo de las ruedas del tren y es por eso que lo llaman Tren a las Nubes.

Parte desde Salta, cruza una quebrada pasando por Santa Rosa de Tastil - considerada uno de los principales centros urbanos prehispánicos de Sudamérica - donde encontrará impresionantes ruinas arqueológicas.

Mas adelante, se llegará a San Antonio de los Cobres, llamado así por encontrarse dentro de su jurisdicción la famosa "Sierra del Cobre" rica en este mineral; este pueblo minero reconoce antiguos orígenes indígenas

A 20 km. se halla el Viaducto La Polvorilla, monumental obra de ingeniería.     
           
ORIGEN DEL NOMBRE

El nombre de "Tren a las Nubes" se debe a un filme en colores, realizado por dos camarógrafos tucumanos -estudiantes de la Universidad Nacional-, en los primeros años de la década del '60, que hicieron el tramo Salta-Socompa a bordo del tren internacional de pasajeros, que en esos tiempos corría traccionado por máquinas a vapor, -las famosas "1300"-, y salía de la Estación Salta los días jueves a horas 11.05.
Los camarógrafos apalabraron al maquinista, para que cuando la formación llegara al viaducto La Polvorilla, la máquina hiciera una descarga lateral de vapor, de forma tal que ellos pudieran filmarlo desde las ventanillas de los vagones. Así ocurrió, y el vapor liberado por la máquina, a consecuencia de la baja temperatura del lugar, no se disipó rápidamente y quedó flotando por unos momentos en el firmamento puneño, lo que facilitó la filmación.

El trabajo posteriormente fue ofrecido al Ferrocarril, quien luego de adquirirlo lo cedió al periodista del diario Clarín, Emilio Petcoff, a los fines que hiciera el guión del documental. Petcoff, al observar la filmación, se vió atraido por el chorro de vapor que la máquina exhaló en La Polvorilla y tituló al trabajo "Tren a las Nubes". Posteriormente Ferrocarriles Argentinos adoptó este nombre para el único emprendimiento turístico que en ese momento tenía en el país, y que recorría 240 kilómetros sobre el Ramal C 14, Salta Antofagasta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario