PARQUE NACIONAL CHACO
Hasta
fines del siglo XIX, fue tierra de indígenas que habitaron y bautizaron el
lugar con el nombre de Chaco, derivación de la voz
quechua chacu que significa "lugar de cacería".
El Parque
Nacional fue creado en el año 1954 y, pese a su relativamente pequeña
superficie de 15.000 hectáreas, su valiosa misión es proteger una completa
muestra de los ambientes típicos del Chaco oriental. La culminación de ello fue
la sanción de la Ley 14.366, del 22 de octubre de 1954.
El particular objetivo
original, que motivó dicha creación, se reflejó en el nombre Parque Nacional
del Quebrachal que finalmente no prosperó. La razón de ello fue que, en
realidad, el área involucraba una formación ecológica especial, de la que el
quebracho era un componente destacad. El decreto N.° 2149/90 del 10 de octubre
de 1990 designó a un sector del parque nacional como reserva natural estricta.
Está
situado a 130 km al noroeste de Resistencia, capital de la provincia, entre los
departamentos Sargento Cabral y Presidencia de la Plaza, y representa una
verdadera isla natural en medio del avance urbano.
En
el parque se encuentran bosques de quebracho colorado, árbol que ha sido
talado indiscriminadamente y mermado hasta ponerlo en peligro de extinción
durante el siglo XX. El mono aullador y el loro
hablador son otras especies en peligro que viven dentro del área.
Dentro
del parque hay diversos paisajes, tales como los montes compuestos por árboles
de hasta 15 m de altura, sabanas, esteros y lagunas. Las lagunas son Panza
de Cabra, Yacaré y Carpincho.
El
paisaje está formado por una variedad de ambientes naturales. Al centro, este y
sur del área se extiende el monte fuerte, denominado así por los lugareños.
Allí predominan majestuosos ejemplares de quebracho colorado chaqueño, que
pueden alcanzar los 15 m de altura y que en algunos sectores forman comunidades
casi puras o quebrachales. En el extremo noroeste, confluyen dos de sus
exponentes: los quebrachos colorados chaqueño y santiagueño. Diferenciarlos es
fácil: el primero tiene hojas simples, por oposición al segundo, cuyas hojas
son compuestas.
Otras
especies arbóreas que se destacan en el monte son el espina corona, de púas
ramificadas en sus troncos, el guayacán de colorida corteza, el algarrobo y el
guayaibí, además del lapacho rosado o amarillo, árbol nativo que embellece el
entorno invernal con sus copas colmadas de flores.
Hacia
el oeste, en las zonas más bajas con anegamiento parcial en la época lluviosa,
se forma la sabana de palmeras, constituida por palmares de palma blanca o
caranday, junto a los pastizales naturales.
Entre
el monte fuerte y la sabana de palmeras, se presenta un área de transición
marcada por un bosque bajo y abierto de palmeras caranday, árboles menores y
arbustos.
En
el estrato inferior el bosque se cubre de chaguares, bromeliáceas de vistosas
inflorescencias y fuertes espinas alrededor de sus hojas, que tornan casi
inaccesible el área. Su mayor densidad se presenta sobre el río Negro, que
atraviesa el sector noreste del Parque y en el que encontramos una compacta
selva en galería con árboles de 15 m de altura.
Los
esteros, lagunas y cañadas, estas últimas formadas por las grandes lluvias que
desaparecen con las sequías, completan el ambiente natural del Parque Nacional
Chaco.
El
mayor espejo de agua es la laguna Panza de Cabra que, ubicada al sur, ofrece
agua para beber a los animales silvestres y, por ende, es el mejor lugar para
seguir sus rastros.
Por
el escaso territorio que ocupa este espacio protegido, la fauna que desarrolla
no supera el pequeño y mediano porte, ya que los vertebrados mayores necesitan
de amplias zonas de caza. A su vez, las radicales transformaciones del ambiente
causaron la desaparición de varias especies, por la caza directa o la
eliminación de su hábitat natural.
Es
el caso del yaguareté, que no pudo subsistir en un ambiente tan densamente
poblado. Los pocos ejemplares que sobrevivieron, al no encontrar sus presas
naturales, tuvieron que alimentarse de animales domésticos, originando su
persecución y total exterminio.
Igualmente,
este pequeño territorio es todo lo que resta de un ambiente que anteriormente
ocupara todo el Chaco, y que aún reserva especies faunísticas típicas.
Por
ejemplo, en los montes cercanos, habitan guazunchos y carayás o monos
aulladores,
que se hacen escuchar desde el interior del monte por sus fuertes
gritos.
Los
gatos monteses, el coatí, el aguará popé y la corzuela parda, que habitan las
zonas boscosas, también forman parte de la fauna típica.
Las
áreas descampadas muestran manadas de ñandúes y chuñas, de largas patas rojas.
Asiduos
pobladores de los palmares son el carpintero blanco y el aguilucho colorado. En
los pastizales de la parte inferior, una multitud de insectos, entre ellos
varias langostas y algún mamboretá, se mimetizan con facilidad.
A
la sombra reparadora de los árboles, las entrometidas urracas paraguayas y
moradas, merodean el área de acampe. Las secundan el confiado ipacaá, el
carpintero lomo blanco, de cabeza y copete rojos y, por las noches, las
lechuzas, el atajacaminos y el urutaú, vigilan desde lo alto.
Las
lagunas Panza de Cabra y Yacaré albergan al roedor más grande del mundo:
el carpincho, que también habita la laguna que lleva su nombre.
Además,
existe una rica avifauna, entre las que se cuentan la pollona negra, el gallito
de agua, varias garzas como el hocó colorado, el chajá y los biguaes, que
después del chapuzón se asolean en las altas ramas. También se alistan cerca
del agua el aguilucho pampa y el caracolero.
En
el verano, las lagunas congregan una increíble variedad de ranas, destacándose
las especies trepadoras, que cuentan con extensiones circulares en las yemas de
sus dedos a modo de ventosas.
Mucho
tiempo antes de convertirse en zona protegida, los aborígenes se asentaban en
el ambiente ribereño. Su sustento era la caza, en especial de carpinchos,
tapires, monos,
armadillos y vizcachas; además de la pesca y la recolección de
vegetales y moluscos. Descendientes de estos grupos son las comunidades
tobas y mocovíes que hoy viven en las localidades vecinas al Parque
Nacional Chaco.
Es
el único lugar que permite apreciar quebrachales naturales con
ejemplares de gran magnitud, robustos testigos de un pasado que, por la mala
utilización de recursos, no volverá más. Para asombrarse y reflexionar.
La
flora típica es la de quebracho colorado y quebracho
blanco, espina
colorada, lapacho, guayabí, guayacán ychaguares. La fauna
caraterística comprende aguraguazues, tapires(raro), corzuelas pardas,
osos
hormigueros(muy raros), tamaduás, pumas, hurones
mayores, pecaríes de collar, gatos moro, guazunchos,
mono caraya, yacares, tortugas acuáticas,
cocoés, ranas trepadoras, curiyús, etc. Entre las más de 340
especies de aves se
encuentran lechuzas, atajacaminos, urutaú, pájaros
carpinteros, urracas paraguayas,garzas, chajáes, biguaes,
gallitos de agua, cigüeñas, horneros, patos, chuñas de patas rojas y hasta
ñandues, etc.
En
varias zonas del parque se puede acampar. Existe un sendero de interpretación
que puede ser recorrido en vehículo, con dos tramos para recorrer a pie. Uno de
estos tramos conduce a las lagunas Carpincho y Yacaré para hacer avistaje de
aves, y en el otro sendero se pueden apreciar los árboles nativos.
La
época del año ideal para visitarlo va de abril a octubre y el parque cuenta con
varios senderos y caminos vehiculares al igual que una amplia y sombreada zona
de camping con servicios varios.
Sendero
a las lagunas Carpincho y Yacaré:
3
km de selva ribereña que bordea el río Negro, conducen a los miradores de estas
lagunas, ideales para la observación de aves.
Sendero
de flora:
En
un tramo de 1,5 km, comenzando muy cerca del área de acampe, se encuentra toda
la riqueza arbórea nativa.
Siempre
con mucha precaución, se puede llegar hasta la laguna Panza de Cabra. Es un
camino interno del Parque, que brinda 12 km de tupidos montes chaqueños, con
quebrachales que en otros tiempos también poblaban la provincia.
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