sábado, 19 de septiembre de 2015

PARQUE NACIONAL TALAMPAYA BELLEZA ÁRIDA ESCULTURAS IMPREVISIBLES

PARQUE NACIONAL TALAMPAYA
BELLEZA ÁRIDA ESCULTURAS IMPREVISIBLES  



En La Rioja, profundos cañones, valles poblados de curiosas figuras talladas por la erosión, y coloridos estratos sedimentarios enmarcan un paisaje desértico increíble, y dan a Talampaya una importancia escénica inigualable.


En 1975 se creó el Parque Provincial Talampaya, teniendo como objetivos centrales la conservación de los importantes yacimientos paleontológicos y arqueológicos.
Años más tarde, dada la relevancia conservacionista del lugar y su potencial turístico,
se creyó oportuno jerarquizar a Talampaya incorporándola en 1997 al Sistema de Parques Nacionales de la Argentina.

Ocupa las serranías bajas del oeste riojano, exponiendo notables procesos erosivos que forman cañadones de rectos y altos paredones,
como el del río Talampaya y los que se aprecian en Los Cajones. Son abundantes las formaciones de areniscas y rocas de extrañas siluetas,
como se ven en el área conocida como La Ciudad Perdida.

Cuando se ingresa al Cañón del río Talampaya (¿lecho seco del tala?, en quechua) en cierta forma se está realizando un viaje al pasado, a los orígenes de una Argentina que aún no era Argentina, a un tiempo en el que la Tierra no conocía siquiera al hombre.
Una infinidad de misterios esconde este conjunto natural de 215 mil hectáreas, repleto de formaciones geológicas de hace más de 220 millones de años, que el enérgico viento zonda y las precipitaciones se encargan de erosionar en silencio, casi imperceptiblemente, aún en la actualidad.

Este fabuloso Parque es, curiosamente, más visitado por turistas extranjeros que argentinos. Hace rato debió haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad y pareciera que durante el presente año 2000 se le otorgará esta jerarquía.

FLORA Y FAUNA


La vegetación es arbustiva, rala y achaparrada. Entre las plantas características se encuentra el retamo, prácticamente sin hojas, que realiza la fotosíntesis a través de sus tallos verdes; las jarillas, de follaje brillante y resinoso; la brea,
un arbolito de típica corteza lisa y verde, que se cubre de flores amarillas en primavera; la verdolaga, una hierva carnosa; y la chica, un arbolito endémico de La Rioja, San Juan y San Luis.
Otras plantas habituales de la zona son los cardones y sobre los cauces temporarios podemos encontrar bosques de algarrobos.

Dentro de la fauna pueden verse zorros grises, la chuña de patas negras y la calandria mora en las inmediaciones de la entrada al área.
Los altos paredones rojizos son utilizados como apostaderos por varios rapaces, el cóndor andino, el águila mora y el halcón peregrino;
también son la morada de un roedor, el chinchillón.

RIQUEZA GEOLÓGICA


Talampaya e Ischigualasto, reserva provincial sanjuanina lindante, constituyen en conjunto un sitio de gran importancia mundial por la abundancia de fósiles.
En las últimas décadas han ganado notoriedad científica por contener yacimientos paleontológicos que abarcan casi la totalidad del período Triásico, época del surgimiento de los dinosaurios.

Así, una de las especies descubiertas en Talampaya es el Lagosuchus Talampayensis, que vivió en el lugar hace 250 millones de años, en el comienzo del Triásico, y que representa a uno de los primeros dinosaurios que habitaron en la tierra. Otro de los hallazgos importantes en el área es el de tortugas fósiles, como Palaeocheris Talampayensis, con una antiguedad de 210 millones de años.

RECORRIDOS E ITINERARIOS




En el lugar donde se localiza el Centro de Informes, que cuenta con sanitarios y bar, se inician las recorridas por el Cañón de Talampaya.
En la puerta de este gran cañón se recorre un pequeño circuito en donde se aprecian numerosos morteros sobre una gran roca horizontal y
llamativos petroglifos o pinturas rupestres en la parte superior de un gigantesco bloque de roca ubicado al pie de los paredones. Las recorridas transitan a lo largo del cauce y por el interior del cañón. Se llega a un denso bosque de algarrobos, brea, mistol, palo azul, entre otros.
Al pie del paredón se encuentra una gigantesca ?chimenea?, canaleta modelada por el agua que cae durante las lluvias desde la parte superior del acantilado. Es el lugar donde los visitantes gritan y el eco resuena varias veces después.
Más adelante se observan los ?farallones?, con vistosas formaciones. Continuando por el cauce seco del río y ya fuera del cañón se encuentran las figuras más famosas de Talampaya, el Rey Mago con su camello, la Catedral, las Torres y finalmente el Fraile o Monje.
También se recorre una pequeña quebrada donde se ubican los famosos ?pizarrones?, pinturas rupestres que conforman una de las mayores atracciones del área.

Otro de los sectores de gran atractivo dentro del Parque es el conocido como Ciudad Perdida. Situada en una gran depresión y conformada por innumerables cauces de arroyos temporarios y formaciones rocosas talladas por la erosión, es un verdadero laberinto natural al que debe accederse acompañado por un guía local.
En las cercanías se eleva el Mogote Negro, una formación de duras y negras rocas basálticas. Quienes estén acostumbrados al trekking no tendrán dificultades para llegar a su cima.
Desde allí se tiene una panorámica espectacular de los llanos y las sierras vecinas.

Sin dudas, los murallones rojizos de Talampaya, marcados por el vuelo de algún cóndor, se convertirán en un recuerdo imborrable para quienes se animen a descubrirlo.





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