martes, 19 de enero de 2016

PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ

PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ

PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ


El Dr. Troels M. Pedersen era un abogado dinamarqués, amante de las plantas, que había heredado unas tierras en la lejana Sudamérica. Con el tiempo, y ya convertido en una eminencia mundial de la botánica, decidió afincarse en sus estancias de Corrientes: Santa Teresa y Santa María.

PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ
Su propósito fue donar estas propiedades al Estado con la única condición de que se usaran para crear una reserva natural. Así surge, en el año 2001, el Parque Nacional Mburucuyá.

PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ
Con una superficie de 17.660 hectáreas, el excelente estado de sus características naturales, representativas de los ambientes del noroeste correntino, convierten al Mburucuyá en un importante refugio para la flora y la fauna nativas. Cuenta con unas 111 lagunas, más el Estero de Santa Lucía y una maravillosa biodiversidad, destacándose el ciervo de los pantanos, carpinchos, zorros, tatu mulita, y aguará guazú.


Ocupados originariamente por los guaraníes que cultivaban maíz, calabaza y mandioca, entre otros vegetales, estos territorios, a partir del siglo XIX, se dedicaron a la ganadería, la agricultura y la explotación forestal. Sin embargo, los establecimientos de Pedersen practicaron una actividad ganadera de baja intensidad, cultivos escasos y no modificaron los bosques nativos. De esta manera, Pedersen mantuvo casi intactos los ambientes naturales, donde tampoco se permitía la caza de animales silvestres. Y no sólo los protegió sino que también se dedicó a estudiarlos, concluyendo sus investigaciones en un inventario florístico de 13.000 especies, algunas de ellas nuevas para la ciencia.


PARQUE NACIONAL MBURUCUYÁ
Las actuales construcciones que se aprecian en el parque nacional corresponden al s. XX de historia del lugar, y consisten principalmente en puestos para los peones que trabajaban en los establecimientos ganaderos del lugar, y cascos en donde habitaban propietarios y administradores.

Su alta biodiversidad se debe a la confluencia de tres regiones: la chaqueña, el espinal y la selva paranaense.
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En las partes altas, al norte, se encuentra un mosaico de densos bosques, palmares, pastizales inundables y pajonales que bordean los esteros, todos componentes del Chaco oriental.
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El quebracho colorado chaqueño y el blanco, junto al urunday y al viraró, son las especies que distinguen a estos bosques.
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En cambio, en las zonas más bajas predominan los algarrobos, acompañados de talas y palmeras de caranday.

La variedad de los ambientes acuáticos se expresa en los esteros, bañados y los típicos embalsados, que cubren tanto los pequeños riachos y lagunas como los extensos Esteros de Santa Lucía.


Dentro del Area de Uso Público del parque, a 25 kilómetros de la localidad de Mburucuyá, existen numerosas actividades recreativas donde el visitante no sólo disfrutará del contacto con la naturaleza sino que entenderá un poco más de los procesos naturales se dan lugar frente a sus ojos.

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El Sendero Peatonal Che Roga es una forma de descubrir palmares jóvenes, extensos montes de laurel y comunidades acuáticas asociadas a las lagunas.
A través del Sendero Yatay, se accede a un punto panorámico por excelencia, donde se avistan palmares de gran altura y toda la extensión del Estero Santa Lucía se confunde con el horizonte.

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El Sendero Tapé Porá o Histórico cuenta –en una breve caminata por el Área de Uso Público- la vida pasada, cuando fuera estancia ganadera, antes de ser donada al Estado Nacional.

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El camping cuenta con mesas, fogones, y baños –sin duchas en la actualidad-, pero es importante tener en cuenta que no ofrece servicio de proveeduría, por lo que deberá realizar las compras en los centros poblados. El ingreso al área es libre y gratuito.

Flora: quebrachos -el colorado chaqueño y el blanco-, urunday, viraró, algarrobos, talas, palmeras caranday, alecrín, palmera pindó, caña tacuaruzú, timbó, laurel, palmares de yatay.


Fauna: 150 especies de aves,
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carpinchos,
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yacares,
zorros,
mulitas,
guazunchos,
gatos yaguarundí,
monos carayá,
aguará guazú,
lobito de río y
ciervo de los pantanos.
El Parque Nacional Mburucuyá conserva también varias especies animales en peligro de extinción como el aguará guazú, que es un zorro de patas largas, el lobito de río y los yacarés negro y overo. La mayoría de estos vertebrados grandes desaparecieron por la caza, al igual que los carpinchos y los coipos, que todavía pueden encontrarse en la reserva. En los montes habita el mono aullador o carayá, generalmente visto cerca de los caseríos.

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La confianza de algunos mamíferos los lleva a acercarse al camping, como un ciervo que habita el área llamado corzuela parda o guazuncho, que suele pastar en el área de acampe. Otra clase, más relacionada al ambiente acuático, es el ciervo de los pantanos, que se puede ver en las cercanías del Estero Santa Lucía.
Esta extensa superficie de agua presenta una desarrollada ictiofauna, integrada por dorados, surubíes y viejas del agua, entre otras clases de peces.

Asimismo, la multiplicidad de aves facilita la observación de las especies que ocupan los pastizales, bosques y selvas, como así también las que poseen hábitos acuáticos. Entre ellas se destaca el llamativo yetapá de collar, cuyo nombre en guaraní hace referencia a las plumas de la cola que tienen forma de tijera.
Capuchinos, corbatitas y comedores de semilla, vuelan en bandada por la sabana. Estas poblaciones también se encuentran en peligro porque los pastizales están siendo reemplazados por plantaciones de pino.

El Parque alberga 27 especies características de la flora argentina y es localidad tipo ya que contiene las 5 especies existentes.


El Parque Nacional Mburucuyá es un sitio que posee una alta diversidad de fauna. Se ha detectado la presencia de:

73 especies de peces, que representan el 81 por ciento de las citadas para el sistema de los Esteros del Iberá. Alberga una población en la que convive el dorado, especie considerada de interés nacional por su valor comercial y deportivo.

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28 especies de anfibios, que representan el 40 por ciento de las características para la región. Entre estos se destaca la ranita de Pedersen, la rana de las cardas, que fue redescubierta para la provincia de Corrientes y constituye una variedad nueva que lleva el nombre del botánico que diera origen a este Parque.

En las costas de los esteros, riachos y lagunas observaremos asoleándose, a los yacarés negro y el ñato u overo. El primero se encuentra en mayor número, ya que el Overo fue perseguido en toda la región, por poseer un cuero de mejor calidad.

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Entre los reptiles se detectaron 40 especies, entre ellas la curiyú, corpulenta boa acuática que llega a alcanzar los cuatro metros de longitud, y todavía se encuentra en los cuerpos de agua vegetados.

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Las 309 clases de aves, representan el 75 por ciento de las clasificadas para la provincia.
Entre las que se encuentran las aves de pastizal, como la monjita dominicana,
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el ñandú, yetapá de collar, el tachurí coludo, el capuchino castaño, el capuchino corona gris y el capuchino pecho blanco.
Selváticas, como el tucán grande, las acuáticas como el tuyuyú o Juan grande, y otras especies más pequeñas.

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33 variedades de mamíferos como el aguará-guazú, enorme zorro de color rojizo y patas negras, que es muy raro en toda la provincia, pero que se ha podido preservar en este lugar.
Las isletas boscosas son recorridas por el zorro de monte, el mono carayá o mono aullador, el aguará popé, la corzuela parda o guazuncho y el ciervo de los pantanos.

También es fácil hallar mamíferos acuáticos como el carpincho, el coipo y el lobito de río.

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