IRUYA “un pueblo cerca del cielo”
Iruya,
cuyo nombre significa "paja brava" o "lugar de los pastos
altos", es un apartado pueblito que mantiene la mas pura esencia
Humahuaqueña, con sus casas, sus empinadas calles de piedra, y la simpleza de
su gente.
En
sus alrededores podés encontrar las ruinas precolombinas de Titiconte.
Todos
los 1º de Agosto se celebra la "Fiesta de la Pachamama",
y el primer
fin de semana de Octubre se realiza una particular celebración en honor a la
Virgen del Rosario, donde se confunden de manera singular lo pagano y lo
religioso.
Iruya,
esta a los 2.780 m.s.n.m. (metros sobre el nivel del mar), aproximadamente a
una distancia de 320Km. de la capital Salteña.
Es
conocido hasta ahora por su belleza geográfica y su pueblo de “ensueños”.
Sin
embargo el departamento goza de múltiples identidades culturales, económicas y
políticas (tradiciones, costumbres de vida, formas de organización, etc.).
Aquí
en el pueblo de Iruya la cultura aborigen se entrecruza con la cultura hispana,
logrando la supervivencia de ambas, lo cual ha generado un proceso histórico de
interculturalidad.
Al
llegar a Iruya, la primera impresión es de un pueblo «colgado en la montaña», o
más bien de una isla, ya que está rodeado por los ríos Milmahuasi y Colanzul.
Aquí,
los habitantes, vestimentas, costumbres y viviendas han mantenido su tradición
a lo largo de 250 años.
El poblado conserva sus calles angostas y
empedradas, con casa de adobes, piedras y paja.
Siguiendo
el lecho de los ríos que surcan el interior, se aprecian quebradas de
diferentes formas y colores. La piedra laja en algunos tramos ha formado
paredes de contención del río.
El
18 de febrero de 1995 la localidad de Iruya fue declarada Monumento_nacional
por Decreto 370 del Poder Ejecutivo de la Nación
El
pueblo fue fundado oficialmente en 1753, aunque las actas de nacimiento
encontrados en la parroquia de Humahuaca indican que la presencia de habitantes
se remonta un siglo antes de su fundación.
Estos habitantes son descendientes
de los Inca.
Existen varias ruinas a los alrededores que prueban la existencia
de una etnia homogénea antes de la llegada de los realistas. Un ejemplo son las
ruinas de Titiconte, ubicado a unos Km al este de Iruya.
El
camino para llegar, desde Humahuaca y de 54 kilómetros de extensión, es un
atractivo en sí mismo debido a la espectacularidad del paisaje, atravesando el
Abra del Cóndor, límite natural entre Salta y Jujuy y desde donde se obtienen
maravillosas vistas de la montaña y la enormidad de la quebrada.
Desde
el Abra del Cóndor se desciende por 19 kilómetros hasta llegar a Iruya. A lo
largo de estos 19 kilómetros, el visitante se sumerge en la variedad más
insólita de colores, que van del verde agreste al morado o violeta, pasando por
el amarillo y el azul metálico. La montaña, en conjunto con las quebradas,
ofrece a la vista caprichosas y curiosas formas que se desdibujan en el lecho
del río Colanzulí, a cuya vera corre el camino.
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